Fabriciano Asalde
Antes vivíamos en los Andes,
habíamos aprendido a convivir con nuestra madre tierra,
luego fuimos presionados para dejar nuestros campos por las ciudades.
Las tres cuartas partes de la población del país
habitamos las ciudades, la mayoría en la costa, en los arenales
domesticando el desierto, la mayoría pobres.
Pero también están en las ciudades los que tiene la riqueza del país,
aquellos que están en todas partes y en ninguna,
aquellos a quienes debemos creer y mantener.
Desde aquí manejan las oportunidades de todos,
desde aquí ordenan lo que todos deben cumplir,
aquí está el gran mercado de la vida.
Aquí trabajamos , aquí luchamos contra la pobreza y la mala suerte,
aquí damos muestras de nuestro coraje,
de nuestras ganas de no morir,
aquí queremos construir algo nuevo.
Lo que pasa es que me canso, de andar por callejuelas
llenas de humo, comerciantes, prostitutas y rateros,
de gerentes y de autos, de planillas, de dineros,
de este cielo tan oscuro que ya me parece infierno.
Lo que pasa es que no es bueno llenar los sesos de sueños,
hacer reír al ministro al gritarle una verdad
remover las tumbas frías cada noche, cada día,
desesperado queriendo a mi hermano encontrar.
SI MI PUEBLO CÓMO LUCHAS,
CÓMO SANGRAS, CÓMMO VIVES,
CÓMO ROMPES Y CONSTRUYES
DÍAS DULCE, DÍAS LIBRES.
Sé que es pérdida de tiempo hacer cisnes con estiércol,
sin embargo pasan años sigo viéndome al espejo
si cantando voy bailando, rompiendo monotonías,
si cantando y voy bailando para olvidarme del tiempo.
Lo que pasa es que me canso de pegarle a mi vergüenza
sonriendo a mi orgullo que parece vanidad
y salir en cacería cada noche, cada día
pa’ arrancarle a este mundo un día de felicidad.
sábado, 13 de septiembre de 2008
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