Jaime Montoya
Llegaste cuando menos te esperaba
entraste en mi vida como el sol de amanecer,
viniste con tu brisa tan serena
sonreíste y cautivaste mi querer.
Porque Tú me has elegido desde siempre
a proclamar tu verdad y tu amor,
me enseñaste el motivo de entregar el corazón,
y sabes que por Ti y por tu pueblo mi vida daré.
Supiste encaminarme por tus sendas,
me enviaste por caminos muy difíciles de andar,
confías ciegamente en mis fuerzas,
me enseñaste a crecer y madurar.
Ahora quiero estar en tu camino
servirte y ser testigo de tu vida en Nazareth
hallarte en cada rostro desvalido
y anunciarte por los pueblos con valor.
martes, 16 de septiembre de 2008
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