domingo, 14 de septiembre de 2008

Madre

Eduardo Salas A. (1997)

Señora que confías en el Padre
y te abandonas a su voluntad,
entréganos a tu Hijo nuevamente
para seguir sus pasos como ayer,
entréganos María a Jesús,
que no nos deje renunciar jamás.

Señora que acompañas a tu Hijo
en noches de angustia y soledad,
enséñanos, María, a resistir
que nadie esté sólo en su dolor,
renueva, Madre, nuestra confianza
para anunciar el Reino de la paz.

Señora, fiel, amante de tu pueblo
en días en que el hambre aprieta más,
enséñanos María a compartir,
alienta nuestro intento por el pan,
anima con afán nuestra esperanza
para anunciar el Reino del Amor.

Señora, Madre, amiga, compañera,
en horas de alegría y de pesar,
abríganos, María, en tu calor
para sentir el fuego de tu amor,
despierta en nosotros la alegría,

tu pueblo aún anhela ser feliz.

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