Eduardo Salas A.
El murmullo de los pobres,
en los pueblos olvidados,
los sin tierra, sin amparo,
los nativos expulsados,
Dios errante que interroga,
en sus lenguas ignoradas.
Cada madre maltratada,
cada niña postergada,
cada niño abandonado,
la inocencia agraviada
Dios dolido que nos llama,
en el llanto sin consuelo.
El murmullo de los pobres,
en cada joven sin futuro,
en sus voces silenciadas,
su esperanza fatigada,
Dios atento que reclama,
en sus manos que se cierran.
La pobreza ambulante,
las ciudades que mutilan,
la riqueza que ofende,
el poder que nos domina,
Dios herido que demanda
En el clamor de cada pobre.
Habitaré y caminaré,
yo mi vida entregaré,
con cada pobre yo lucharé
y su destino compartiré.
Gritaré y anunciaré,
Un apóstol yo seré,
con mi pueblo arriesgaré
y en Ti, mi Dios, yo viviré.
Cada vida que se entrega,
esa fuerza sin descanso,
cada pan que se comparte,
el amor que nos abriga,
Dios querido que apareces
en los ojos de los pobres.
El murmullo de los pobres,
la ilusión que siempre habita,
la alegría que contagia,
la mirada que confía,
Dios hermano que construyes
una patria para todos.
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