miércoles, 17 de septiembre de 2008

Para Luisa

Ynés Franco O.

Al caer la tarde mi buena Luisa te nombro,
cuando por los caminos tu imagen tierna en mi hombro.
nos dices que los pobres somos benditos de Dios
nos brindas tus cuidados, tu protección y tu amor.

Siembras en nuestra tierra semillas de caridad,
eres Santa Luisa de Marillac muy fecunda
vienes, nos animas con corazón de servicio,
eres manantial, mujer que cura miserias.


Te tiñes de despojos de los enfermos, de olvidos,
de los necesitados, abandonados, esclavos,
te dicen buena madre los campesinos humildes
y los encarcelados, los huérfanos, los mendigos.

Eres el manantial pues de un gran pozo fecundo
fuerte de fortaleza, mujer vestida de cielo,
te pierdes en mil campos, labrando, arando justicia,
en nombre de mi Dios, pequeño, humilde, sencillo.


Creo muy firmemente que sólo ahora comienza
esta gran obra nuestra que todo el mundo comenta,
Luisa, te hiciste pobre en nombre de nuestro Dios,
para enseñar al mundo lo que es amar al Señor.

Cantemos todos juntos, que nadie se quede mudo
que en este mundo todo se puede hacer con amor,
levántense los pobres, los presos, huérfanos, todos,
los enfermos del mundo, Jesús está con nosotros.

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