Eduardo Salas A.
Bonifacia, amor de madre,
Bonifacia, amor paciente,
Bonifacia, amor prudente,
amor que quiere seguir a Jesús.
Pequeñez humilde y fuerte que alaba a su Dios,
amor valiente que se entrega a amar.
Servidora de pequeñas y olvidadas,
las humildes que el amor abandonó.
Tan confiada del Señor, que la protege
generosa, ofrecida a servir,
ofreciendo pan caliente en la miseria,
construyendo la justicia y dignidad.
Con paciencia, con coraje, con ternura,
va tejiendo el camino de unidad,
liberando a la mujer de su atadura,
servidora de un Dios que ama la igualdad.
Hay camino, hay simiente, hay decisión
hay espera como ruego en Nazaret.
Hay ternura en Jesús, José y María
y es que viene libre, nuestra libertad.
martes, 16 de septiembre de 2008
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