Eduardo Salas A.
El amor del Señor, nuestro Dios, esté contigo,
esté contigo al momento de entrar
y ofrecerte mi amor,
la ternura de un Dios que nos ama,
que nos abriga
que nos acerque a sentir en la piel
nuestra fraternidad.
El amor del Señor, nuestro Dios, esté contigo.
esté contigo.
Que su Espíritu sea en tu vida, nuestra alegría,
nuestra alegría que nunca nos falte al vencer el dolor,
que tu risa contagie el silencio, doblegue el olvido,
que tu pobreza es lugar preferido para el Salvador,
que su Espíritu sea en tu vida, nuestra alegría.
nuestra alegría.
Que tu vida perdure en el tiempo como promesa,
como promesa de un Reino que atrae
y hemos de alcanzar,
que tu voz, tu clamor que demanda,
conquiste la vida,
que nos redima y abrace en el fuego
de nuestro Dios.
Que tu vida perdure en el tiempo como promesa.
como promesa.
miércoles, 17 de septiembre de 2008
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