Eduardo Salas A.
Ya no te quiero ver
entre espantos, con silencios, con angustias, con horror.
Ya no te quiero ver
asustada ante tiranos, ante las armas, ante el dolor.
Quiero enjugar todos tus olvidos,
mis omisiones, mi libertad
te quiero libre de tus temores,
fundir traidores, el desamor.
Ya no te quiero ver
desdeñosa, despectiva, de tus palabras, tu propia voz.
Ya no te quiero ver
avergonzada de tus raíces, tu piel cobriza, tu propia piel.
Quiero entonar en un mismo coro
en voz unida, en voz nativa,
los rostros varios, los mil colores,
pueblo orgulloso, altivo y fiel.
Patria, país, hogar,
lugar hermoso que mi Dios me regaló
blanco y rojo de gente buena
lugar de justos, lugar de paz. =
Ya no te quiero ver
corroída por la mancha, por la angurria, el poder.
Ya no te quiero ver
corrompida por la trampa, por la inquina, la traición.
Quiero escuchar tu voz valiente,
gritar sin miedos, lavar sin pausas,
los desperdicios de tiempos sucios,
mirarte limpia, honrada y leal.
Ya no te quiero ver
excluyendo, separando, aislando, marginando.
Ya no te quiero ver
olvidando, indiferente ante los pobres y su clamor.
Quiero verte salir airosa
con las humildes, con los sencillos
edificando las dignidades,
ternura viva, amistad, calor.
Patria, país, hogar,
lugar hermoso que mi Dios me regaló
blanco y rojo de gente buena
lugar de justos, lugar de paz. =
Ya no te quiero ver
temerosa, en silencio, con sospechas, con traición.
Ya no te quiero ver
entre sombras, entre llantos, en tinieblas, en temor.
Quiero enlazar tus manos juntas,
quiero estrecharte, sentir calor,
quiero verte parir alegre
los rostros nuevos, gente de paz.
jueves, 18 de septiembre de 2008
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